"Mientras en el Golfo de México casi 5 millones de barriles de crudo, según los científicos, han salido a la superficie de forma incontrolada, en el mayor derrame no intencional de petróleo de la historia, en Ecuador, el pasado 2 de agosto se firmó un fideicomiso entre el gobierno ecuatoriano y el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), como primer paso, fundamental, para dejar bajo tierra –sin posibilidad de escapes, de contaminación de ríos y cielos, de esclavizajes empresariales, sin oleoductos fragmentando territorios, sin chimeneas apuntando al corazón, etcétera– 850 millones de barriles de petróleo....Cuando Yasunizar aparezca en los diccionarios, hará referencia etimológica al pueblo huaraní que habita la región, ya que como ellos y ellas dicen, viven en las sociedades de la abunadancia, pues producen lo mínimo suficiente para satisfacer sus necesidades:

Yasunizar, expresión que marca una avance evolutivo de toda una sociedad en pos de su sostenibilidad.
Yasunizar, se aplica a aquellas acciones valientes, construídas desde penamientos libres, que no se dejan contaminar.
Yasunizar, ofrecer un cambio de paradigma real y posible."

Extraído de: Conjugar un nuevo verbo de Gustavo Duch... http://gustavoduch.wordpress.com/2010/09/23/conjugar-un-nuevo-verbo/

Estoy cansada de tanto nadar, y vengo aquí, a tierra firme, como única espectadora, de los latidos quebrados, de la impaciencia, de la falta de respuestas y del vómito lacerante que dejan las preguntas abiertas. Voy a donde puedo salvarme, hago lo que puedo y por ahora me quedaré aquí, donde el espacio nítido es inundado por los sonidos de este teclado, donde mis ojos ven aparecer mis pensamientos, donde mi voz suena en mi interior. Me secaré del cuerpo las gotas que aún quedan, los remanentes de tu nombre, sabré pronunciarte mientras sonrío bebiendo el olvido.

Escuchaba su corazón y fingía tenerle gusto, sin embargo escondía su cara de la despedida, hubiera deseado que su autobús partiera sin ella, de quedarse el boleto en la mano y tomar un decisión atrevida, casi impensable para su circunstancia. Sin embargo, el autobús llegaba con el letrero muy claro, “Santiago”, tuvo que levantar el rostro y mostrar una sonrisa forzada, como esas sonrisas que sorprenden al espejo cuando se intentan ensayar.

Subía los escalones, con los ojos cegados por lágrimas, ya no importaba que la gente que observaba su despedida se diera cuenta del dolor que jalaba en una maleta con ruedas, intentó localizar su lugar rápidamente, para observar desde la ventana, el clásico saludo al aire, y tomar de las esporas de la despedida lo más dulce para guardarlo en su memoria, pero su asiento no era el indicado para hacer eso, una señora que comía apresurada, le estorbaba el camino. Sin embargo, intentó ver al exterior y la figura de él ya no permanecía, se había esfumado con el humo del tabaco que había encendido antes de llegar a la estación.

Nunca supo describir el camino entre Valparaíso y Santiago, ahora estaba de regreso y el cansancio emocional había llegado a tope, pensaba en el comienzo del día, en la noche anterior……iras describiendo todo esto, para terminar con la caminata que hiciste del metro revolución hasta toesca 23357 donde el resto de tu equipaje te aguardaba para regresar al país que no volviste a mirar igual

A quién amar en temporada de sequía?

[06:34:23 PM] Tavake: Hoy tuve que llegar en taxi caray!!
[06:34:56 PM] Tavake: me atonté cañonamente o no, realmente aquí si aplica me acaspe
[06:37:37 PM] Tavake: y por cosas mínimas se me hizo super tarde, pero no me importaba tanto llegar tarde por 20 minutos, sino que al partido de mexico iba a llegar 20 min despues, y dije no! ni pedo, taxi, tengo que llegar lo mas pronto posible
[06:38:43 PM] Tavake: me dice mi hermana, te llevo a la 11sur y ahi tomas taxi, le digo que si, siendo y sintiendo que en el fondo, esa no era la mejor opcion, por semaforos, paradas de camion etc... y utaaa le digo que si
[06:39:26 PM] Tavake: total, para poder cruzar una calle, me costó 3 semaforos, porque ningun culey te da el paso peatonal
[06:39:59 PM] Tavake: y bueno, me cruzo, la calle y logro tomar un taxi a las 9:50
[06:40:14 PM] Tavake: y cuando me subo al taxi! wow!
[06:40:44 PM] Tavake: un don con su pantallita, super pantaillita, buen sonido, para ver el partido
[06:41:25 PM] Tavake: y todavía wow, como vio que me intersaba, le quitó la parte del respaldo que corresponde a la nuca
[06:41:32 PM] Tavake: para que pudiera ver totalmente bien
[06:42:05 PM] Tavake: jajajaja, pues ya no importandome que si iba a llegar tarde
[06:42:14 PM] Tavake: o no
[06:42:15 PM] Tavake: jajajajaja
[06:42:35 PM] Tavake: yo estaba siendo llevada a mi casa con atencion de reina y viendo el mundial, jajajajaja
[06:42:47 PM] Tavake: ha sido la mejor historai de taxi que he tenido
[06:42:59 PM] Tavake: está lleno de detalles a mi al rededor
[06:43:11 PM] Tavake: hasta sabores a manzana

Amiga,un día olvida el teléfono, verás que no sucede nada.


Me acuerdo muy bien, como entré a la tienda y vi el mostrador vacío, Aná (como había bautizado a la chava que siempre me atendía) no estaba. Toqué tres veces el refrigerador de las carnes frías, con la misma moneda con la que iba a pagar, y nadie respondió. Me impacienté un poco por la música que salía de la habitación de la bodega, pensé que era demasiado alta para escuchar mis primeros toques, así que lo volví a intentar, pero esta vez más fuerte. Por fin bajaba un poco el sonido de la música, pero nadie salió, ella se habían dado cuenta de que alguien esperaba en el mostrador, segundos después saldría Ana, con la nariz roja y los ojos hinchados de llorar, todavía se secaba las lágrimas con un poco de vergüenza o quizá el suficiente disimulo para decirme que me fuera, aún así me atreví a pedir el medio kilo de huevo por el que iba. Sin rostro alguno, Ana se giró hacia el huevo, lo puso con cuidado en la báscula y comenzó a pesar, faltaba un poco y puso los dos que llevaba en la mano, sobrepasando los 500 kilogramos, retiró uno dejándolo casi en el peso correcto. Tomó la bolsa e hizo un pequeño amarre, mientras su nariz contenía la mucosa a punto de resbalar. Me extendía la bolsa con su mano derecha al tiempo en que se secaba con la izquierda los mocos que se habían resistido a la succión.

Sentí vergüenza por haberla hecho salir, puesto que la música que se repetía desde dentro una y otra vez, “Ya me canso, de llorar y no amanece” había delatado el origen de su dolor. Ana resbaló hasta su silla y de sus grandes ojos, dos lágrimas saltaron, mi hermanita que me acompañaba tal vez no se había dado cuenta de nada, a los seis años lo único que esperas de ir a la tienda es que te compren algo, lo que sea! Pero uno con sus nueve años, tal vez no sepa mucho de amores, pero si sabes quién te quiere y quién no, era casi un hecho que ha Ana ya no la querían más; le extendí la moneda, me cobró en automático $6.50 y me dio un dulce para Vian. Mis ojos silenciosos la miraron todo el tiempo, siguiendo sus movimientos, y hasta el final solo pude decir…gracias. Salí de la tiendita y me dije “yo nunca seré Ana”.

Años después entendí que Ana no lloraba porque no la querían, sino que ella seguía amando demasiado. No le fue sencillo, hacer su maleta darse un giro, cerrar la puerta de la tienda y dar pasos contundentes, sin mirar atrás, porque eso nunca ha sido sencillo; su amor se había ido, ella no. Ana estaba sentada viendo cerrar la puerta y escuchar como las pisadas sin fuerza se alejaban con un tanto de prisa.

Cuántas veces he sido Ana, casi desde que empecé a amar pero también he sido el amor fugitivo, el que viene y se va. Lo que entendí en todas estas idas y vueltas, es que el amor no es una disyuntiva, nunca lo ha sido y nos lo hemos planteado así, pero no. El amor simplemente ES, lo que surge después, ESO que llega para nublarnos la mente y viene siempre sobrando, no es amor. Seguramente Ana sufrió muchísimo más, cuando los intentos por retomar su amor se volvieron fallidos, así como nos ha sucedido a la mayoría, que ha experimentado el vaivén de no querer dejar morir, ESO que está completamente helado.

La prolongación de estos sentimientos locos de atar, es el peor de los infiernos en el que nos podemos encontrar, siendo que hay otro camino: El de liberar, soltar, dejar ir, dejar pasar, el de simplemente ser libres. Cuando alguien te ha dejado de reconocer como su otro igual, es el momento de no terminar en una agreste violencia, sino decir las palabras necesarias, “Ya no te amo”. Y dejar la esclavitud de las llamadas que no llegan, de los mensajes fantasmas, de las entradas en falso a toda la comunicación del internet. Dejar de revisar todo esto cada cinco o diez minutos porque quizá está ahí pero no te diste cuenta, cuando volteabas por la ventana para saber si es que está en la calle, esperando tu salida. No, eso no sucede porque es pura imaginación, de lo más vaga y esperanzadora.

Pretender que no duele una separación, también es parte de no liberar. Porque duele y mucho, lo que se necesita es llorarlo todo pero llorarlo bien, como dice Benedetti, desgarrando lagrima por lagrima, para guardarla en el rincón de los recuerdos, pero no en el del olvido. Desamarrar el nudo en la boca, berreando hasta babear. Tal vez por esa razón, Ana, aquella noche no pretendía cerrar la tienda y marcharse, sino llorar con ruido y no en silencio, pero lo más seguro es que el sentimiento le llegó antes de que pudiera cerrara la puerta y apagar la luz.

Que no te importe más el dinero, sino que tu verdadera felicidad.

Todo comenzó caminando sobre la 43 poniente esquina 11 Sur, en la noche temprana de uno de los inviernos más fríos en la memoria de mi piel de fugitivos 28 años. Tenía que caminar aproximadamente diez calles para llegar a mi estudio de danza; eran calles con la magia de parecer una sola, con un ritmo de semáforos en verdes perfectamente sincronizados, esquinas adornadas con ambulantes de flores con aroma de rosa fresca y siempre viva, las banquetas se extienden con una pendiente natural que hace que el paso sea ligero y un tanto apresurado, tal vez por su orientación hacia los volcanes, hay constantes ráfagas de aire que hacen remolinillos en las banquetas, levantando consigo la escasa basura que hay, desplegando un telón de color sepia a su alrededor. Se puede decir que es una calle alegre y muy pacífica, lo único que le faltaría para hacerla perfecta, serían unos carriles exclusivos de bicicletas, para ir saludando a la gente que prefiere caminar.

Ese era mi trayecto, donde cosas interesantes y de muy poca explicación, me sucedieron. Primero fue una niña, de aproximadamente ocho años, vestida sencillamente y con una sonrisa muy bonita, morena rosada, comenzó a caminar junto a mí en el semáforo de la 9 sur, primero me observó y lo que más le llamó la atención fue el libro que llevaba bajo el brazo, in a cold blood de Truman Capote, despertando del todo su curiosidad, para abordarme con una pregunta simple: ¿sabes hablar ingles? A lo que respondí que más o menos, que lo intentaba pero que no me iba tan mal, con mi respuesta, habíamos roto el hielo, me habló de su deseo de aprender, de leer realmente pocos libros pero si muchas revistas, para regresar al punto del idioma, le preocupaba un tanto no poder aprenderlo, asi que le ofrecí mi ayuda como tutora y guiarla en lo poco que sabía, pero no quiso, supuso que nos volveríamos a ver y que no tenía como comunicarse, pero que lo agradecía. En ese momento, saqué un pequeño perfume de muestra que llevo siempre en mi maleta de danza, y se lo regalé, quería que de alguna forma se animara para seguir tan inquieta e inteligente desperdigando su felicidad convertida en luz rosa. Su rostro tuvo un gesto como de pregunta pero no pronunció palabra, le dije que se lo regalaba para que lo usara cuando quisiera. Lo vio detenidamente durante unos segundos y con la risa pegada al cielo, se despidió. Lo que restó del trayecto fue muy poco para salir de la calle feliz, quizá una cuadra para entrar al caos que genera la intersección de dos grandes boulevares, sin embargo, mi felicidad había aumentado imprevisiblemente, me sentía recargada y plena, en paz con todo lo que me rodeaba en ese momento.

Pasó el tiempo y seguí haciendo el mismo recorrido, a la misma hora y durante estaciones diferentes, hasta que llegó otro invierno. Estaba por cruzar la calle, donde se levanta el edificio gris nuevo pero abandonado, cuando al extremo contrario visualicé a un hombre de aproximadamente 75 años, supuse que me preguntaría, quizá alguna dirección, puesto que tenía el aspecto como de estar esperando a alguien. Cuando crucé por completo, el anciano que me miraba desde la otra acera, juntó sus talones chocándolos al tiempo que erguía su cuerpo y llevaba la mano derecha a un costado de su ceja, acto seguido dibujé una sonrisa ante tan extraño saludo, hubiera continuado mi camino de no ser por su voz suave y casi invisible que me detuvo al presentarse como el gallo giro, le contesté con una sonrisa y pronuncié mi nombre, Elizabeth. Estrechamos las manos con cierto reconocimiento ancestral, y su piel cálida y suave contrastó con la fuerza de mi mano fría. El gallo giro me cantaría una estrofa de alguna canción que no recuerdo por la inentendible voz que hay detrás de 75 años. Cuando terminó, solo pude despedirme y retomar el camino a paso apresurado, el se quedaría parado en esa esquina viendo mi retirada, y con la fuerza que sobra en los pulmones, me gritó: Nunca te olvidaré, enseguida escuchó que yo lo recordaría siempre. Sonriente me fui sin mirar atrás. De pronto el corazón me palpitó de manera extraña y el calor que había recibido al estrechar las manos se había alojado en la palma de mi mano, quizá en alguna otra vida… y hasta ahora pude escuchar lo que en tiempos antiguos no pudimos pronunciar. Aún siento su calor y en mi corazón hay un pequeño dolor por haberme ido sin averiguar más, Ojalá algún día yo pueda decirle que desde ese momento lo extrañaría a paso doble y sin retumbo.

Esto sucede en los días con sorpresa disfrazados de smog, que se descubren solo cuando estamos decididos a vivir mirando los detalles que nos rodean y eso hice después de caminar.

Toda materia es energía condensada a una lenta vibración, todos somos una conciencia experimentándonos subjetivamente. No existe algo como la muerte, la vida es solo un sueño y todos somos imaginación de nosotros mismos.
Bill Hicks 1961- 1994
Desde que comenzó este año, la muerte me ha rondado, y no porque haya estado muy cerca de experimentarla, sino que mucha gente de la que tengo conocimiento se ha marchado de esta realidad, otros han estado al borde y siguen al borde. Sin embargo, la muerte me ha dejado su mejor carta de presentación, con el entendimiento de ella. Es por eso que cité la frase de Bill Hicks y que tras polo a “nosotros”: Somos materia y energía condensada a una lenta vibración, somos una conciencia experimentándonos subjetivamente y algo como la muerte no existe, sino solo para unirnos a un gran mar de conciencia, la conciencia universal.
Quizá lo que he entendido bien, querido Kumu, es que la vida en este traje cósmico con el que ya nacemos, esta forma y esta voz, es algo valioso que no podemos desperdiciar. Ahora pongo atención a los detalles de mi alrededor y escucho con atención, de cada lugar hago una historia y cada vez comprendo con más precisión el sentido del aloha. He llevado más allá la danza, que alguna vez pude compartir con usted, dejando a un lado la parte técnica donde encuentro que la constancia es la única clave, sumando que en el hula hay un poder sanador ante cualquier adversidad.
El mana, pono, makia, ike, manawa, kala y aloha, guardan esa luz que también deseo encontrar y de la cual seguramente usted ya forma parte. Es por eso que no le temo a la muerte, y no encuentro en ella más que una efímera despedida donde lo que queda es pura luz. Sin embargo, las ausencias son las que pesan, y no nos sería suficiente un campo lleno de hierbabuena o manzanilla para curarnos el corazón, pero en cada vibración pronunciada de un oli, cubrirá nuestra memoria de pastos verdes, moviéndose lentamente por la caricia del viento, que llevará su nombre, kahikilaulani.
Gracias por haberme invitado a participar de su realidad.

“Martes 13 de octubre, República de Argentina, visitante 1300524 de la web y al entrar su voz como bienvenida, fuerte y con nostalgia nos dice que no le teme a la muerte ritual, solo morir, verse borrar, una historia, una historia y Mercedes sigue cantando, venciendo el olvido, hoy como ayer, siempre llegando, volviendo con su voz.”


Caminamos pocas cuadras desde la calle piedras hasta tacuarí para tomar el autobús número 158 que nos dejaría exactamente a una calle del teatro Venus, uno de los más antiguos del centro de Buenos Aires. Para ser viernes en la noche, las calles parecían desiertas, tal vez la lluvia, que había dejado charcos reflejantes sobre las banquetas, había sido la causante de tanta soledad.

Sin parecer monumental, el teatro Venus, se levantaba como un edificio igual que los demás, con una entrada sencilla, donde la fila se armaba desordenada como una víbora multicolor, armada de abrigos, gabardinas y camperas. Las puertas aún no se abrían y los medios eran pocos para esperar la llegada de la cantante, que al arribar provocó un movimiento estrepitoso.

Poco a poco la víbora se fue disolviendo al interior de un teatro azul en su totalidad, los asientos al igual que los palcos, las alfombras, las paredes y el telón, me daban la impresión de estar en un cielo sobrepuesto en la tierra. Era una gran sorpresa no encontrar el típico rojo de los teatros, lo cual me anunciaba un concierto sin igual.

En el exterior, dos eventos masivos se realizaban al mismo tiempo: estadio del River, el regreso de Soda Estéreo, cantaría la ciudad de la furia para corear Buenos Aires se levanta y en la plaza de obelisco y la calle de mayo, un concierto gratuito de un cantante nuevo producto de la mercadotecnia, abarrotaba las calles. Sin embargo, un teatro azul esperaba con paciencia la presencia de un folklore lleno de sol en medio de una noche estrellada.

Se abrieron las cortinas, y su voz cantaba “ay este azul” musicalizando golondrinas, flores, breves instantes y pequeñas cosas, en el azul del teatro se desprendía un azul muy profundo del corazón, las luces bajando en cada nota su intensidad, dejaron a Mercedes enredada en los cientos de ojos que la miraban enmudecidos ante una belleza que se desprendía en notas de fa.

Los aplausos rebotaban en el cielo raso y como si se bebiera el mate de la tarde, La negra, interrumpía con su plática plácida entre canción y canción, explicando los momentos y las encomiendas de Jujuy, Tucumán, Méndoza, Rosario y otras provincias de la República Argentina.

Sentada y casi sin movimiento, desperdigó en todos un gran sentimiento latinoamericano, al escuchar, tierra luz, sin embargo se sentía una gran despedida, su concierto se terminaba, cantando gracias a la vida, dando gracias a todos por haber estado, por seguir dejándola compartir su corazón.

Con el sonido de las guitarras y con su voz en alto, el telón cerró despacio. La gente se levantaba de sus asientos para aplaudir de pie, para pedirle que volviera a romper con su voz el eco del teatro. Y Mercedes salió para seguir sembrando el sol y la flor, en nuestros recuerdos.

El 11 de marzo de 1981, me bautizaron, pero más que un bautizo fue la predicción exacta, que se cumpliría dos años después de mi nacimiento, un nuevo bebe.
Y sin más diste el primer aliento de la vida y después de eso un llanto incesante. Yo no recuerdo si te esperaba con ánimos o no, solo un día mamá desapareció, me llevaron de visita con mi abuelita y jugué a ser ricitos de oro casi todo un día. Mi abuelita ya me hablaba de tener un hermanito (porque no sabían que sería hermanita y quizá como todo mundo siempre esperó “la parejita” nunca pensaron que ibas a ser niña, solo mamá, ella dentro de su corazón intuía que eras bebita, mi compañerita de juegos, pero saber exactamente pues no, porque no existían los ultrasonidos.)
¿Hermanito? Le dije a mi abuelita y ella me dijo, si, mañana tendrás un hermanito, y yo le pregunté con mi lengua primigenia, para que servían los hermanitos, me comenzaba a explicar pero en eso pasó una mariposa, tenía las alas moradas, los cuernos rosas y su lengua espirulada, no la escuché más y me fui detrás de esa hada maravillosa.
Corrió el día y la palabra “hermanito” para mi muy nueva y sin explicación se fue con la mariposa. Pero llegó desde el pasillo inmenso la cara de papá sonriente, tan sonriente que parecía un sol con sus cabellos rubios cubriéndole media frente y a su lado la carita adolorida y feliz de una madre guerrera, con sus chinos cortos detrás de las orejas. Pero algo había de más, no venían solos, venía algo envuelto en una cobija amarilla (porque ya sabía que ese era el color) y todo mundo corrió, hasta yo corrí sin saber por qué, llevaba el paso rápido y quería saber que era lo que todos esperaban con tanta curiosidad y alboroto, recuerdo haber visto piernas y más piernas alrededor de ellos, y de pronto me llegó el sentimiento de ser invisible, que me puse a llorar. Fue así que mi invisibilidad se esfumó y mi rizos de oro volvieron a tener la atención, alguien dijo, que conozca a su hermanita…hermanita? Uuuy el dilema de entender hermanito me había llevado una fracción de mariposa, pero hermanita? Por qué complicarnos tanto, venga, que me enseñen a la hermanita y después lo entenderé, fue lo que pensé. Me cargaron y de entre muchas cobijitas, se asomaba un rostro pequeñito, tapado con un sombrero grande y con los ojos hinchados, eso era mi hermanita. Me bajaron, porque la bebe tenía hambre y todo mundo regresó a sus actividades, mi hermanita estaba en casa.
Si te dijera como fueron los días posteriores, te estaría mintiendo, porque no los recuerdo, podría decir que tu silencio detrás de unos ojos de observación matemática y científica crecieron junto a mí, hasta que tu voz seguramente me llamó por primera vez, para que te prestara algún juguete o cuando tu dedo índice no había sido suficiente para pasarte algún objeto de la mesa. Lo que si se, es que el amor es extraño, y yo ya te amaba.
Con los años entendí, lo que era una hermanita, era tener un alboroto de colores, llevar la cuenta de tus llantos en una libreta de notas de remisión, también era jugar remolinillos, subirnos al triciclo, ir al catecismo, mirar las caricaturas, tenerte en mi salón sentadita en una mesa diferente, viéndote jugar con los dedos a causa del aburrimiento. Ahora se que mi hermanita es como tener flores de noche buena todos los días del año, perfumadas con hierbabuenas y cerezos, es tempestad, amanecer, vapor y lluvia. Y no hay suma de los años que valga la pena para seguir comprendiendo la palabra hermanita, porque todos los años te renuevas, cambias y transformas. Feliz cumpleaños Vian y gracias por haber llegado a mi vida. TE quiero mucho.

Con mi razón apenas, con mis dedos,
con lentas aguas lentas inundadas,
caigo al imperio de los nomeolvides,
a una tenaz atmósfera de luto,
a una olvidada sala decaída,
a un racimo de tréboles amargos.

Caigo en la sombra, en medio
de destruidas cosas,
y miro arañas, y apaciento bosques
de secretas maderas inconclusas,
y ando entre húmedas fibras arrancadas
al vivo ser de substancia y silencio.

Dulce materia, oh rosa de alas secas,
en mi hundimiento tus pétalos subo
con pies pesados de roja fatiga,
y en tu catedral dura me arrodillo
golpeándome los labios con un ángel.

Es que soy yo ante tu color de mundo,
ante tus pálidas espadas muertas,
ante tus corazones reunidos,
ante tu silenciosa multitud.

Soy yo ante tu ola de olores muriendo,
envueltos en otoño y resistencia:
soy yo emprendiendo un viaje funerario
entre tus cicatrices amarillas:
soy yo con mis lamentos sin origen,
sin alimentos, desvelado, solo,
entrando oscurecidos corredores,
llegando a tu materia misteriosa.

Veo moverse tus corrientes secas,
veo crecer manos interrumpidas,
oigo tus vegetales oceánicos
crujir de noche y furia sacudidos,
y siento morir hojas hacia adentro,
incorporando materiales verdes
a tu inmovilidad desamparada.

Poros, vetas, círculos de dulzura,
peso, temperatura silenciosa,
flechas pegadas a tu alma caída,
seres dormidos en tu boca espesa,
polvo de dulce pulpa consumida,
ceniza llena de apagadas almas,
venid a mi, a mi sueño sin medida,
caed en mi alcoba en que la noche cae
y cae sin cesar como agua rota,
y a vuestra vida, a vuestra muerte asidme,
a vuestros materiales sometidos,
a vuestras muertas palomas neutrales,
y hagamos fuego, y silencio, y sonido,
y ardamos, y callemos, y campanas.


Gracias por el regalo.

Me encontraba en la playa Ventanilla, con un cielo plagado de colores verdes y morados, el mar violento azotaba la espuma en la arena lanzándola a mis pies, de pronto un grupo de gallinas prehistóricas escapando de la evolución, me perseguían. Comencé a correr mientras me tapaba los oídos para no escuchar su horrible cacareo, TOTALMENTE PERDIDA tropezaba con una piedra verde que tenía grabada una hermosa leyenda: “Todos tenemos rostro y somos bellos, pero también tenemos voz y sabemos escuchar…habla” Scheisse mit dem gesichtbuch ¡pensé! En ese momento desperté, la temperatura la tenía elevada a 38 grados y un dolor de garganta y ojos inflamados, me anunciaba la peor de las gripas de este año. Soñolienta decidí levantarme con el trabajo de rodillas adoloridas y el cuerpo cortado, despejar la mente era la mejor opción, aquellas gallinas me habían hecho pasar un rato amargo que hasta el estomago lo tenía envuelto en bilis, pero el mensaje me dejaba un sitio seguro para sentarme a pensar.
Eran las cinco de la mañana y lo único que se me ocurrió para bajarme la temperatura fue tomar leche tibia, sentarme en el sillón y ver un poco de televisión. Encontré una película que me hubiera gustado ver desde el principio, “ritmo total” el clásico de clásicos de competencias que tiene su versión en cheerleaders speeling words, y todo lo que se pueda imaginar, pero esta tenía su peculiar sabor. Una competencia a muerte donde lo que se jugaba no era la vida, sino 50 000 dólares y el orgullo afroamericano por sentir el ritmo. Logré ver los 15 minutos finales, lo suficiente para tomarme el primer cuarto del vaso con leche, donde los bombos y platillos, las coreografías y los colores se conjuntaban para explotar la energía contenida en un campo de futbol americano. Finamente en un cara a cara, donde las sonrisas eran fugitivas y se alojaban solo en los espectadores, la escuela protagonista gana gracias a la motivación que hay dentro de su propio grupo y del director de orquesta, dejando fuera a cualquiera que se sintiera con la calidad moral para arruinar su momento con comentarios disfrazados de falsas críticas; tocaron con el alma, dieron hasta el último átomo de energía a pesar de haber perdido las baquetas, de ensuciarse con el pasto o el lodo de la cancha, tanta fue su proyección que no solo ganaron los 50 000 sino que pudieron por primera vez vencer a la escuela que año tras año había ocupado el primer lugar. La música siguió su curso pero un fondo negro anunciaba la marcha de los créditos, la película había terminado y yo tenía aun medio vaso para tomar, salté de canal en canal, hasta que vi una procesión de cientos de personas vestidas de rojo que subían a lo más alto de picos de montaña cubiertos de nieve brillante y cegadora. Eran descendientes de Incas, preparando la bienvenida del primer sol naciente en la madrugada gris del inicio de un año, clavaban velas encendidas, en las entrañas de los Andes, la imagen era maravillosa, ellos sumergidos en la imponente madre tierra donde pareciera que la vida solo es eso y que lo demás no existe. Terminaría enseguida el programa con la imagen de un cóndor volando libremente y de un trago bebí toda la leche, parecía que todo me restituía al lugar donde siempre me he visto, en la tranquilidad y paz de mis pensamientos, algo me anuncia que debo de estar ahí. Cerraría ese capítulo para empezar el de Yellowstone en verano, no quise más, sabía que eso también era garantía de un delicioso ejercicio visual, pero no, no quería más, quería volver a la cama con la tranquilidad de los andes y el vuelo del cóndor, lejos del cacareo terrorífico de las que están escapando de la evolución y de la fiebre que me la había causado esto. 6:15am y finalmente pensé que esta era la mejor forma de hablar.

Hace poco, nadando en la red me encontré con timescapes.org; la pagina de bienvenida, tiene dos vídeos maravillosos, para verse en cualquier momento, pero son un regalo si se ve antes de dormir. Hablo de considerar o lo que significa hablar con las estrellas, puesto que ese es el significado real de la palabra bellisima "considerar". No he tenido ganas de registrarme y entrar a la página entera de timescapes.org no porque la considere mala, sino porque ya no quiero un password más! Los que estamos aquí, disfrutando de la noche, con ese silencio delicioso y poco interrumpido, somos los que más passwords cargamos, porque me dirás, que no nos encontramos divagando por las páginas como obligación (o quizá si) sino porque hay un gusto eminente de hacerlo de noche. En fin, agradezco de corazón, toparme con el link adecuado en el momento preciso, como fue haber llegado a timescapes.org para poder disfrutar de grandes cosas hechas y compartidas por gente tan invisible y silenciosa como la espuma morada que vive en el mar.

Considerando de que la H muda es bellisima.

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