Estoy cansada de tanto nadar, y vengo aquí, a tierra firme, como única espectadora, de los latidos quebrados, de la impaciencia, de la falta de respuestas y del vómito lacerante que dejan las preguntas abiertas. Voy a donde puedo salvarme, hago lo que puedo y por ahora me quedaré aquí, donde el espacio nítido es inundado por los sonidos de este teclado, donde mis ojos ven aparecer mis pensamientos, donde mi voz suena en mi interior. Me secaré del cuerpo las gotas que aún quedan, los remanentes de tu nombre, sabré pronunciarte mientras sonrío bebiendo el olvido.

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