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Bailar el olvido

Llego al final del final, se terminó el sucede que, porque ya no sucede más, y me empiezo a desprender con un dejo de nostalgia de la misma nostalgia que produce olvidar. Confesé ayer en la cama con luz a medias, la que se fuga entre persianas y se entromete en la plática. 4:41, y escucho la música que había elegido para llorar siempre que la rabia se transformaba en inexplicable sabor de soledad. ¿Te vas? ¿Te difuminas? Te vas y te difuminas, con tus promesas de siempre, con el agua breve y lenta de tus días, con tu estampa duplicada, con tu nueva marca de la espalda. Y entonces con esa imagen de partida elaborada, de despedida acabada, se asoma la tarde que ha dejado de estar húmeda, viene una calavera bailando el olvido que es la mejor forma de curar.

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